jueves, 19 de junio de 2008

Hoy le cedo el turno ... Juan Gelman

Hoy le cedo el turno. No me sale escribir. Ójala el maestro Gelman consiga arrancar lo que en silencio grito.




Gelman nació en Buenos Aires en 1930. De joven militancia revolucionaria y más aún poética, sufrió en sus carnes la dictadura militar argentina con el secuestro y posterior asesinato por parte de las fuerzas del Estado terrorista de sus dos hijos en 1976. Estos hechos influyeron decisivamente en la reanudación de su obra, convirtiendo a Gelman en uno de los primeros personajes que mostraron al mundo entero la barbarie que el gobierno militar estaba cometiendo en Argentina.
Ganador del premio Cervantes en su edición de 2007. Su reconocimiento, nuestra lectura...

Para quien quiera escuchar...






María la sirvíenta


Se llamaba María todo el tiempo de sus 17 años,

era capaz de tener alma y sonreír con pajaritos,

pero lo importante fue que en la valija le encontraron

un niño muerto de tres días envuelto en diarios de la casa.


Qué manera era esa de pecar de pecar,

decían las señoras acostumbradas a la discreción

y en señal de horror levantaban las cejas

con un breve vuelo no desprovisto de encanto.


Los señores meditaron rápidamente sobre los peligros

de la prostitución o de la falta de prostitución,

rememoraban sus hazañas con chiruzas diversas

y decían severos: desde luego querida.


En la comisaría fueron decentes con ella,

sólo la manosearon de sargento para arriba,

pero María se ocupaba de soñar,

los pajaritos se le despintaron bajo la lluvia de lágrimas.


Había mucha gente desagradada con María

por su manera de empaquetar los resultados del amor

y opinaban que la cárcel le devolvería la decencia

o por lo menos francamente la haría menos bruta.


Aquella noche las señoras y señores se perfumaban

con ardor

pero el niño que decía la verdad,

por el niño que era puro,

por el que era tierno,

por el bueno, en fin,

por todos los niños muertos que cargaban en las valijas

del alma


y empezaron a heder súbitamente

mientras la gran ciudad cerraba sus ventanas.



(Gotán)

No hay comentarios: