lunes, 8 de septiembre de 2008

Otro pequeño regalo de tu amiga la pared

Una tarjeta de regalo corona el escritorio.


Palabras escritas en francés y castellano, aparecen ante la atónita mirada de dos cirujanos que se disponen a operarte. Al otro lado, un tupido bosque de cañas verdes te invita a aventurarte hacia lo desconocido. La maleza se torna oscura y el verdor desaparece conforme acercas la mirada al dibujo; y decides volver a sentarte bien y contemplar como si fuera novedad, la docena de palabras que llevan varios meses presidiendo tu pequeño rincón en este mundo, que hoy parece tan vacío.

Poco a poco comienzas a leer. Al principio con curiosidad, no sabía yo que armonía en francés llevara hache. Lees poco a poco, recitando en voz alta. Nadie te va a llamar loco, nadie está en la casa. Te ríes de ti mismo, hay que mejorar ese francés. Y al cabo de un rato, le empiezas a encontrar sentido a ese ejercicio que hace tan sólo unos minutos te parecía tan absurdo y repetitivo. Te empiezas a encontrar a gusto, menuda novedad, y te da lo mismo que la palabra esté escrita en uno u otro idioma, la sensación es igual agradable; tanto que te hace esbozar una tibia sonrisa. Quien te viera por un agujero!

Y decides ponerte a jugar. No es cosa de niños, y te lo tomas como un ejercicio de autoconocimiento. A ver como estoy, hace mucho que no sé nada de mi! Entonces, a cada palabra le sigue una frase, y da comienzo el baile de sensaciones...






tranquilidad ... y por un momento el estómago se desata y vuelves a tener hambre.

curiosidad ... por el destino de la joven protagonista del libro que duerme en la mesilla, y que hace tantos días que no tocas.

ilusión ... por regresar a la montaña, que te ha visto crecer y a la que en sueños relatas lo mucho que la echas de menos.

armonía ... de saber que los males del pasado tornaron en bonanza, de poder disfrutar de la mar en calma.

fortaleza ... por sentirte de nuevo tocado, porque ha sido siempre el primer paso para comenzar a hacer callo en el corazón. Te das cuenta lo poco que le gusta la intemperie.

esperanza ... tu palabra favorita, que hace sonrojar tu hipocresía de las pocas veces que le haces caso.

complicidad ... contigo mismo. Por estar siempre a tu lado, y no abandonarte nunca. No estamos para trastornos de doble personalidad.

ternura ...

plenitud ... en vía de desarrollo, no vamos por mal camino.

paciencia ... que de tanto consumirla, digo yo que algun día se acabará.

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