martes, 17 de junio de 2008

Incomodidades en el Estado del Confort

Son personas incómodas, vamos a reconocerlo.

Son pequeñas conciencias vivientes, que afloran en lo más recóndito de los ambientes sociales, que se reunen los domingos por las tardes en lúgubres salones de parroquia de barrio cual clandestinos y que en su fuero interno albergan ante todo una confianza excesiva y necesariamente utópica en el cambio. Son críticos, y también críticas, hasta de su propia existencia. Buscan la verdad caiga quien caiga, y es eso mismo lo que les hace encontrarla.
Pero al mismo tiempo, no son agoreros predicadores que pronostican negros nubarrones e infiernos terrenales. Creen en la esperanza como motor de la revolución de las conciencias y huyen del odio, la confrontación, el pesimismo, el abatimiento. Crítica alternativa.

Son al fin y al cabo, pequeños regalos que a diario te encuentras en la escuela, en asambleas, en amenas charlas de café, en el periódico, e incluso en internet. Constituyen argumentos que agradecer, son modelos a seguir y más que nada, a escuchar.

José María Castillo es uno de estos pequeños regalos. Teólogo, vicepresidente de la asociación de teólogos y teólogas Juan XXIII y ex-jesuíta, ha sostenido desde hace mucho tiempo una postura muy crítica hacia la jerarquía católica en temas como la cuestión moral del dinero y el consumo, las relaciones Estado-Iglesia o la educación religiosa en las escuelas. Este espíritu crítico y orante le ha valido numerosos rapapolvos que para nada han minado su voluntad de lucha por difundir un mensaje en el que cree, y que como el mismo explica, implica compromiso y esperanza.

El pasado miércoles 11 de junio, publicaba en la revista digital MOCEOP (http://www.moceop.net/spip.php?article511) un incómodo artículo a razón de la inminente crisis económica y de sistema que se abate sobre nuestras sociedades capitalistas. En dicho artículo, Castillo llama a esa revolución de las conciencias anteriormente citada que permita darnos cuenta que "este tren no es el nuestro". Tiende la mano al ser humano haciéndole ver que parte de la solución esta en su poder; en como consume; en que lujos asientan su vida; en que gasta sus fuerzas...
No basta echar balones fuera ante una situación que afecta a todo el mundo, partidarios o no del sistema, y pensar que las soluciones deben partir de las altas esferas. Castillo cree en el poder del individuo, es esperanza pura y utópica.

Aunque incómodo el compromiso al que invita. -Replanteate la vida, si de veras te preocupa la crisis- ,de un modo u otro llama a vivir de tal manera que "futuros reajustes económicos" no minen nuestra capacidad de ser felices. Castillo cree en esa margen del sistema, que estando dentro permite desarrollar esa perspectiva crítica desde la que soñar el cambio, al mismo tiempo que nos habilita para escapar del influjo de tantas ataduras que coartan nuestra libertad.

Incómodo eso si, pero tan cierto que a veces asusta y dan ganas de que se vaya la luz!

No hay comentarios: