domingo, 8 de febrero de 2009

Hojas nuevas (en la oscuridad)


Hubo un tiempo de país oscuro, más incluso que el de ahora, donde la cultura perfumaba el hedor pestilente que dejaba una política podrida en pañales, como la de ahora; y donde alumbraba una tierra hecha de muchas tierras, hechas a su vez de muchas lenguas, y que no pocas veces cayeron en silencios.


Más allá de Cánovas, Borbones o Saboyas, el siglo XIX destacó por artistas oscuros. Anónimos y oscuros, que daban brillo a unas gentes que habían visto tiempos mejores, y donde escribir era pensar en voz alta, o escrita, y que por lo tanto había que hacerlo con la lengua de la madre; sólo por el simple placer de no detenerse en traducir los sentimientos, que no tienen diccionario, y no por puro maniqueismo fariseo.






De Follas Novas, 1880.

Rosalía de Castro


Cando penso que te fuches,
negra sombra que me asombras,
ó pé dos meus cabezales
tornas facéndome mofa.

Cando maxino que es ida,
no mesmo sol te me amostras,
i eres a estrela que brila,
i eres o vento que zoa.

Si cantan, es ti que cantas,
si choran, es ti que choras,
i es o marmurio do río
i es a noite i es a aurora.

En todo estás e ti es todo,
pra min i en min mesma moras,
nin me abandonarás nunca,
sombra que sempre me asombras.

No hay comentarios: